Himno Nacional de Honduras
El Himno Nacional es uno de los simbolos Nacionales más importantes y emotivos de un país, el cual despierta un profundo sentimiento de orgullo, civismo y amor por la patria.
Composición del Himno Nacional de Honduras
Histórico: Porque relata en orden cronológico desde la primera hasta la sexta estrofa los hechos históricos ocurridos en el país desde la época precolombina hasta la Independencia.
Patriótico: Por las palabras que describen su séptima estrofa.
Jurídico: Porque está amparado en sus 2 decretos; el No. 42 de su emisión y el No. 34 de su aprobación.
Artístico: Por su Letra que es un bello poema y su Música, que es una impresionante obra musical.
Patriótico: Por las palabras que describen su séptima estrofa.
Jurídico: Porque está amparado en sus 2 decretos; el No. 42 de su emisión y el No. 34 de su aprobación.
Artístico: Por su Letra que es un bello poema y su Música, que es una impresionante obra musical.
Cómo dirigir el Himno Nacional
- El primero hacia abajo
- El segundo hacia la izquierda
- El tercero hacia la derecha
- El cuarto hacia arriba.
- La Granadera – Escrita por Romulo E. Durón
- Himno Marcial – Escrito por José Antonio Dominguez
- Una Salva Hondureños – Autor Desconocido
- Himno Nacional – Escrito por el Poeta Valentín Durón
- Himno Hondureño – Escrito por Félix A. Tejeda
Origen del Himno Nacional de Honduras
Himno Nacional de Honduras
Tu bandera es un lampo de cielo
por un bloque de nieve cruzado;
y se ven en su fondo sagrado
cinco estrellas de pálido azul;
en tu emblema, que un mar rumoroso
con sus ondas bravías escuda,
de un volcán, tras la cima desnuda
hay un astro de nítida luz.
por un bloque de nieve cruzado;
y se ven en su fondo sagrado
cinco estrellas de pálido azul;
en tu emblema, que un mar rumoroso
con sus ondas bravías escuda,
de un volcán, tras la cima desnuda
hay un astro de nítida luz.
I
India virgen y hermosa dormías
de tus mares al canto sonoro,
cuando echada en tus cuencas de oro
el audaz navegante te halló;
y al mirar tu belleza extasiado,
al influjo ideal de tu encanto,
la orla azul de tu espléndido manto
con su beso de amor consagró.
India virgen y hermosa dormías
de tus mares al canto sonoro,
cuando echada en tus cuencas de oro
el audaz navegante te halló;
y al mirar tu belleza extasiado,
al influjo ideal de tu encanto,
la orla azul de tu espléndido manto
con su beso de amor consagró.
II
De un país donde el sol se levanta,
más allá del atlante azulado,
aquel hombre te había soñado
y en tu busca a la mar se lanzó.
Cuando erguiste la pálida frente,
en la viva ansiedad de tu anhelo,
bajo el dombo gentil de tu cielo
ya flotaba un extraño pendón.
De un país donde el sol se levanta,
más allá del atlante azulado,
aquel hombre te había soñado
y en tu busca a la mar se lanzó.
Cuando erguiste la pálida frente,
en la viva ansiedad de tu anhelo,
bajo el dombo gentil de tu cielo
ya flotaba un extraño pendón.
III
Era inútil que el indio tu amado,
se aprestara a la lucha con ira,
porque envuelto en su sangre Lempira
en la noche profunda se hundió;
y de la épica hazaña, en memoria,
la leyenda tan sólo ha guardado
de un sepulcro el lugar ignorado
y el severo perfil de un peñón.
Era inútil que el indio tu amado,
se aprestara a la lucha con ira,
porque envuelto en su sangre Lempira
en la noche profunda se hundió;
y de la épica hazaña, en memoria,
la leyenda tan sólo ha guardado
de un sepulcro el lugar ignorado
y el severo perfil de un peñón.
IV
Por tres siglos tus hijos oyeron
el mandato imperioso del amo;
por tres siglos tu inútil reclamo
en la atmósfera azul se perdió;
pero un día gloria tu oído
percibió, poderoso y distante
que allá lejos, por sobre el atlante
indignado rugía un león.
Por tres siglos tus hijos oyeron
el mandato imperioso del amo;
por tres siglos tu inútil reclamo
en la atmósfera azul se perdió;
pero un día gloria tu oído
percibió, poderoso y distante
que allá lejos, por sobre el atlante
indignado rugía un león.
V
Era Francia, la libre, la heroica,
que en su sueño de siglos dormida
despertaba iracunda a la vida
al reclamo viril de Dantón;
era Francia que enviaba a la muerte
la cabeza del rey consagrado
y que alzaba, soberbia a su lado
el altar de la Diosa razón.
Era Francia, la libre, la heroica,
que en su sueño de siglos dormida
despertaba iracunda a la vida
al reclamo viril de Dantón;
era Francia que enviaba a la muerte
la cabeza del rey consagrado
y que alzaba, soberbia a su lado
el altar de la Diosa razón.
VI
Tú también ¡Oh mi patria! te alzaste
de tu sueño servil y profundo;
tú también enseñastes al mundo
destrozado el infame eslabón.
Y en tu suelo bendito, tras la alta
cabellera de monte salvaje
como un ave de negro plumaje
la colonia fugaz se perdió.
Tú también ¡Oh mi patria! te alzaste
de tu sueño servil y profundo;
tú también enseñastes al mundo
destrozado el infame eslabón.
Y en tu suelo bendito, tras la alta
cabellera de monte salvaje
como un ave de negro plumaje
la colonia fugaz se perdió.
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